La contrapublicidad utiliza las técnicas publicitarias para dar voz a puntos de vista marginados y promover un comportamiento crítico frente al consumismo y la influencia de las grandes empresas. Busca desnaturalizar la desigualdad y cuestionar cómo las corporaciones manipulan a los niños desde una edad temprana para construir su lealtad de marca. Los "adolescentes globales" están expuestos a mensajes mediáticos adictivos que van moldeando su mundo interno sin un filtro crítico.